
La tierna imagen de amor se desfigura al compás de mis lágrimas. Esa desesperación, esas ganas de matar algo dentro mío. No sé como reaccionar, no sé si dejar pasar lo que siento o reventar todo. Mi cabeza sólo está centrada en una cosa, y la destrucción siempre termina pareciendo ser la única escapatoria a eso; pero no sirve destruir algo físicamente, mientras siga vivo en nuestras mentes. Mientras yo crea algo, aunque no sea como yo lo imagino, en mi cabeza va a seguir siendo así. En fin, sólo me queda gritar, desesperar y llorar. Porque sé que al final, a pesar de todo, sigo creyendo que nada es lo que parece. O por lo menos, nada es como yo lo imagino.